Hoy, hace ya tres años que Dios decidió tener un ángel más en el cielo. Un ángel algo gruñón, como te llamaban tus nietos, pero de buen corazón.
Sonó mi reloj, eran las 5 a.m. cuando la paz rodeó su espíritu. Le había llegado la hora de reunirse con sus seres queridos que le esperaban. Se despidió sin decir palabra pues hacía días que su cuerpo se había dormido profundamente pero allí estaba rodeado de su familia que le arropó y acarició en esa larga y dura noche.
Fue un burgalés con profundas raíces castellanas que le acompañó durante toda su vida. Aunque su paso por Extremadura y sus largos años de vida en Ceuta hizo que amase las tres tierras. Hombre profundamente religioso y de altos valores morales que procuró transmitírselo a sus hijas.
El tiempo dice que todo lo cura y puede que apacigüe el dolor pero su ausencia siempre está presente.
Vives en nuestros corazones y tu recuerdo siempre nos acompaña.
Tu mejor legado ha sido la familia que creaste y que a tu manera, pues no eras hombre de mostrar tus sentimientos, nos quisiste por encima de todo.
Nuestra fe hace que el dolor lo mitigue la creencia de que estás en un mundo mejor, donde no existe la maldad, y la paz y el amor son los únicos sentimientos.
Sabemos que desde donde estés velas por nosotras y nos cuidas.
Te queremos.
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